Bares, cafés y librerías
LIBRERÍAS
Primera librería de Montevideo (Rincón y Treinta Tres)
O al menos, la primera digna de ese título. Previamente, desde tiempos de la Colonia, hubo locales que ofrecieron algunos libros entre sus mercaderías surtidas, pero nada muy selecto ni interesante, y más bien secundario entre el gofio, las telas, el vino y la cuchillería. Isidoro de María en Tradiciones y recuerdos: Montevideo antiguo (1887) recoge la queja de un anónimo oficial inglés desembarcado durante la invasión de 1807, que protesta con fastidio por no haber encontrado ni un solo libro interesante que comprar en toda la ciudad.
En 1830 llega desde España el tipógrafo Jaime Hernández, que en 1834 abre su comercio en la calle Rincón entre Treinta y Tres e Ituzaingó (primero en una ubicación indeterminada, al poco tiempo en el número 79 de la época). Aunque también vendría material de papelería, prensa y otros rubros (en cierto momento hasta esclavos), y luego diversificó con una imprenta, Hernández se preocupó por que su librería fuera principalmente eso, un lugar donde conseguir libros variados y en constante renovación. Su local, entonces, puede considerarse con justicia el inicio de la larga, notoriamente variada y todavía vibrante, historia de las librerías montevideanas.
Linardi y Risso (Juan Carlos Gómez 1435)
Hermosa librería dedicada al material nacional, antiguo y moderno. Dirigida por la segunda generación desde sus fundadores, el local y sus instalaciones son un paseo en sí mismos. Es la firma dedicada al comercio de libros más antigua todavía en funcionamiento. Originalmente abrió sus puertas como Librería Salamanca en 1944, en Bartolomé Mitre y Policía Vieja, se mudó primero en 1953, y luego en 1980 a su ubicación actual, en Juan Carlos Gómez y 25 de Mayo.
En el primer local, poco después de inaugurado, se instaló en el sótano el taller de Joaquín Torres García en su momento más creativo, en pleno diseño de los murales del Saint-Bois y cuando el maestro publicaba su manifiesto Universalismo constructivo. La lista de celebridades literarias, nacionales y extranjeras, que visitaron Linardi y Risso a lo largo de su historia es interminable, incluyendo, por hablar sólo de su última sede, a Octavio Paz, Jorge Edwards, Mario Vargas Llosa e Irene Vallejo.
Moebius (Pérez Castellano 1432). Ciudad Vieja
Más Puro Varso (Peatonal Sarandí 675). Ciudad Vieja
Le Lupa (Peatonal Bacacay 1316 bis). Ciudad Vieja
Lannister (Plaza Independencia 842). Ciudad Vieja
El Galeón (Plaza Indopondoncia 1382). Ciudad Vieja
Purpúrea (Plaza del Entrevero). Centro
Puro Verso (18 de Julio 1199). Centro
Papacito (18 de Julio 1409). Centro
Parisson (Colonia 1822). Cordón
Librería Pacho (18 de Julio 2198). Centro
Banda Oriental (18 de Julio 1618). Centro
El Yelmo de Mambrino (Canelones 1716). Cordón
Lautréamont (Maldonado 2045). Parque Rodó
Libros del Parque (Constituyento 2046). Cordón
Diomedes (Blvr. España 2129), Parque Rodó
Escaramuza (Dr. Pablo de María 1185). Cordón
Mundos Invisibles (Av. Gral. Rivera 2205). Cordón
Libertad Libros (Libertad 2433). Pocitos
Libros de la Arena (Juan Benito Blanco 962). Pocitos
Las Karamazov (Av. Gral. Rivera 2670). Pocitos
Isadora Libros (Juan Benito Blanco 1261). Pocitos
BIBLIOTECAS PÚBLICAS DE LA INTENDENCIA DE MONTEVIDEO
Javier de Viana (Grecia 3190). Cerro
Carlos Roxlo (Rivera Indarte 4296). La Teja
Evaristo Ciganda (Quarahy s/n esquina Guazunambi). Santiago Vázquez
José H. Figueira (Camacuá 556). Ciudad Vieja
Ma. Stagnero de Munar (Castillo del Parque Rodó). Parque Rodó
Ernesto Herrera (Maipú 1725). Buceo
Horacio Quiroga (Av. Gral. Flores s/n y D. Aramburú). Goes
Amado Nervo (E. Michelena s/n y S. Rivas). Buceo
Carlos Villademoros (Gustavo Volpe 4060). Casavalle
Francisco Schinca (Av. 8 de Octubre 4210). Unión
Francisco Espínola (Cno. Maldonado 6850). Punta de Rieles
Eduardo Acevedo Díaz (Av. Sayago 946). Sayago
María Vittori (Blvr. Aparicio Saravia 4697). Peñarol
Juan Monteverde (Plaza Vidiella 5628). Colón
BARES Y CAFÉS
Bar El Hacha (Buenos Aires 202)
Es el más antiguo de los bares de Montevideo, abierto desde el siglo XVIII, y en sus más de dos siglos de vida albergó infinidad de distintos comercios, siempre relacionados con el rubro. Dice la leyenda que debe su nombre a que en 1730 un ladrón mató a hachazos a un empleado.
El Bar El Hacha, con distintas variaciones en su nombre, tuvo tantos vaivenes como el barrio en el que se encuentra (formalmente, barrio Guruyú). Entre tantas idas y venidas es virtualmente imposible diferenciar realidad y leyenda. No hay registro de quién pudo ser su clientela célebre, salvo en algunas épocas. Sí se sabe que uno de los grandes cronistas que tuvo Montevideo, Julio César Puppo, El Hachero, fue habitual de su mostrador.
Café Brasilero (Ituzaingó 1447)
Fundado en 1877, es el más antiguo de los cafés y bares históricos de la ciudad que aún sobrevive. Cuenta la historia, que a fines de los años treinta Juan Carlos Onetti frecuentaba el café, y que allí escribió las páginas iniciales de El pozo, su primera novela. Siempre se sentaba en la misma mesa, junto a la ventana, y acostumbraba escribir hasta que se quedaba sin papel, por lo que anotaba las ideas que le quedaban pendiente en la propia mesa. Al otro día volvía, pasaba a una libreta los apuntes y limpiaba la madera con aceite. En determinado momento se cansó del ritual y le compró al dueño del café la mesa para poder rayarla a placer. Otro parroquiano célebre del café, mucho después, sería Eduardo Galeano. También se sentaba siempre en la misma mesa junto a la ventana, a la derecha de la entrada. Si era o no la misma mesa que frecuentaba Onetti décadas atrás, está abierto a debate.
Pasiva de Plaza Independencia. (Florida y Pza. Independencia)
Cuando en 1837 se decide ampliar la antigua ciudad amurallada, lo primero que se planifica es una gran plaza en la explanada frente a la Puerta de la Ciudadela. El diseño se le encarga al arquitecto italiano Carlo Zucchi, quien, para homogeneizar el conjunto, no sólo diseña la plaza en sí sino que redacta la ordenanza a aplicar en los edificios que la rodeaban: siguiendo el modelo parisino de la Rue de Rivoli, todas las edificaciones debían tener al frente un pórtico abierto con arcos de medio punto.
La idea de Zucchi cambió, se modificó y se adaptó, y en la actualidad sobrevive en casi toda la vuelta a la plaza. Es su célebre Pasiva, que tomó el nombre de uno de los primeros edificios construidos, el cual durante, cuándo no, la Guerra Grande albergó el regimiento de Pasivos (jubilados).
La Pasiva de la plaza Independencia tuvo incontables edificios que en su época fueron célebres, incluyendo el aún sobreviviente palacio Estévez, sede del Poder Ejecutivo entre 1890 y 1985. Culturalmente hablando, lo que más definió a la plaza a lo largo de su historia fueron los abundantes cafés y bares que abrieron y cerraron con el correr de las décadas. Grandes, medianos y minúsculos, los bares y cafés de la Pasiva fueron incontables.
La propia cadena actual de La Pasiva tuvo su origen en un minúsculo local en un rincón de la plaza. En donde hoy se levanta el Palacio Salvo estaba ubicada la confitería La Giralda, donde en 1919 se estrenó el tango "La Cumparsita", y donde pocos años después, antes del cierre del local, Felisberto Hernández fue el pianista en la orquesta del local.
Los principales cafés literarios del cambio de siglo fueron el Tupí Nambá y el Polo Bamba. Este segundo abrió en 1885 en Colonia entre Ciudadela y Florida, y se mudó en 1903, ahora sí, a circunvalación de la plaza Independencia esquina Ciudadela. Las figuras habituales del Polo Bamba incluyeron a Florencio Sánchez, Ángel Falco, Roberto de las Carreras, Horacio Quiroga, Alberto Zum Felde, Sabat Ercasty y muchas otras, como José Batlle y Ordóñez. Fue fundado por el español Francisco San Román, que invitó a la aventura a su hermano Severino. A los pocos años Severino fundó su propio café a unas cuadras.
El Tupí Nambá de Severino, en Juncal y Buenos Aires, existió entre 1889 y 1959, y fue el preferido de los integrantes de la generación del 900: además de Sánchez y Falco (a los que toda mesa de café les venía bien), Julio Herrera y Samuel Blixen, entre otros. Más adelante frecuentarían sus mesas Juan Parra del Reigo, Blanca Luz Brum, Emilio Oribe, Carmelo de Arzadun, José Cúneo y, ya en la década de los treinta, Carlos Gardel y su entorno.
Si alguna vez Montevideo tuvo un epicentro cultural, fermental y cosmopolita, fue en los bares y cafés alrededor de la plaza Independencia. Una época dorada donde no sólo los nombres célebres frecuentaban sus mesas, sino toda persona con inquietudes, curiosidad y ganas de compartir, Una crónica describe la clientela del Café Británico (abierto en 1896 donde hoy se encuentra la sede del Poder Ejecutivo) como compuesta por una mezcla de “escritores, periodistas, ajedrecistas, jugadores de dominó, socialistas, ácratas, teósofos y vegetarianos e incluso morfinómanos”.
Sorocabana (25 de Mayo 485)
En la década de 1930, Brasil enfrentó una crisis en el mercado del café debido a la caída de los precios. Para contrarrestar este golpe, se ideó una estrategia que consistía en abrir cafés en el extranjero para promover el producto. En 1939, se inauguró el Sorocabana en plaza Cagancha, Montevideo, siendo el primero de una serie de cafés tanto en la ciudad como en el interior del país.
El Sorocabana y su servicio de "café al paso" se volvieron muy populares y atrajeron a multitudes. Se dice que cuando Uruguay ganó la Copa Mundial de Fútbol en 1950, el Sorocabana sirvió más de 20.000 tazas de café a los celebrantes esa tarde. A lo largo de su larga vida, el café fue escenario de numerosas reuniones, tertulias y grupos de diversas índoles. Exiliados españoles, políticos, teósofos, actores, periodistas, músicos, profesionales y muchos otros frecuentaban el Sorocabana. Por supuesto, también escritores y escritoras. Prácticamente todos los autores montevideanos vivos en ese período visitaron el café en una o varias ocasiones.
El Sorocabana no era el único café famoso en la plaza Cagancha de Montevideo, a pesar de su tamaño y popularidad. Otros cafés notables incluían el café Metro, elegido por el escritor Juan Carlos Onetti para reunirse con sus amigos, y el Gran Café Ateneo, abierto desde 1901 hasta 1953. También estaban el Libertad y el Saturno. Lamentablemente, a pesar de la importancia social y cultural que tuvieron, ninguno de estos cafés ha sobrevivido hasta nuestros días.
Café Brasilero (Ituzaingó 4497). Ciudad Vieja
Copacabana (Sarandí 454). Ciudad Vieja
Bar Tasende (Ciudadela 1300). Ciudad Vieja
Facal (18 de Julio 1245). Centro
Bar Tinkal (Emilio Frugoni 853). Palermo
Gran Sportman (18 de Julio 1803). Cordón
Lion D'Or (18 de Julio de 1973). Cordón
Los Yuyos (L. A. de Herrera 4497). Prado
Bar Devida (Agraciada 3891). Paso Molino
Bar Inmigrantes (Juan Paullier 1252). Cordón
Bar Las Flores (Juan Manuel Blanes 1164). Cordón
Rodelú (José Requena y García s/n). Parque Rodó
Bar Sporting (21 de Setiembre 2435). Punta Carretas
Bar Tabaré (Zorrilla de San Martín 152). Punta Carretas
Chez Piñeiro (21 de Setiembre 2847). Villa Biarritz
Expreso Pocitos (Juan Benito Blanco 956). Pocitos
La Giraldita (José Benito Lamas 2745). Pocitos
Bar de la Ciudad (Av. Brasil 2552). Pocitos
Los Olímpicos (Colombes 1435). Malvín
Bar Michigan (Amazonas 1407). Malvín
Bar Arocena (Arocena 1564). Carrasco