Envejecer con orgullo
Se trata de uno de los proyectos ganadores de los Fondo Marielle 2022 y es el punto de partida para trabajarlo entre todas las disciplinas que lo interseccionan.
En la presentación del informe participará el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), las secretarías de Diversidad, Étnico Racial y Personas Migrantes y de Personas Mayores de la Intendencia de Montevideo, y la Universidad de la República.
Una de las características de nuestras sociedades modernas refiere al éxito logrado en cuanto al aumento de los años de vida.
En este sentido, la vejez adquiere cada vez mayor relevancia en la medida en que ya no envejecen las personas solamente, sino también lo hacen las poblaciones.
Esto conlleva una serie de desafíos, que se componen de diversas dimensiones que hacen a la complejidad del asunto: la seguridad social, los cuidados, la salud, el mercado laboral, la vivienda, el espacio público, la tecnología y la participación son sólo algunas de ellas.
Asimismo, en el plano de lo simbólico e identitario, este desafío nos invita a reflexionar y problematizar sobre los discursos vigentes en torno a la construcción social de la vejez y el envejecimiento desde una perspectiva de la diversidad sexual, que pone en tensión la mirada heteronormativa en la cual se desarrolla y produce actualmente el envejecimieto.
La presente propuesta de investigación adquiere relevancia en un contexto nacional que se caracteriza por una casi inexistente problematización y acercamiento a la intersección de la vejez y las orientaciones sexuales disidentes, cuando se desconocen, por ejemplo, los procesos de envejecimiento de los hombres homosexuales, las significaciones que elaboran de esta etapa de la vida, las expectativas que tienen y las opciones para construir una vejez digna.
Por primera vez en la historia asistimos a mayor visibilización de personas viejas que se identifican con identidades sexo-genéricas no heterosexuales. Son generaciones que han transitado sus cursos de vida en un contexto de persecución y violencia, con fuerte control y estigmatización, al tiempo que sus luchas forjaron las transformaciones sociales actuales en lo que refiere a las relaciones de género y sexualidad, y el derecho a elaborar proyectos de vidas viables.
La intersección de la edad con la identidad sexual disidente promueve una doble discriminación que genera una tensión entre modelos identitarios de una vejez desexualizada y una identidad sexual hipersexualizada.
A su vez, esta intersección los aleja de los dos grupos con los cuales comparten mayor afinidad: la comunidad LGBTIQ+ y la comunidad de personas mayores. Dentro del primero aparecen elementos como la pandemia del VIH/sida y la mayor valoración de la juventud dentro de la propia comunidad. Dentro del segundo se identifica la incapacidad para defender la inclusión de las personas mayores LGBTIQ+ y la promoción de programas específicos que terminan reafirmando una visión de heterosexualidad generalizada.
En Uruguay estamos ante la entrada a la vejez de las primeras generaciones que, de diferentes formas y en diferentes grados, buscó vivir fuera del armario. Una generación cuyos activistas tuvieron un punto culminante en la creación de la Plaza de la Diversidad Sexual.
En las organizaciones de personas mayores el tema de la diversidad sexual no está en agenda. Tampoco el tema de la vejez en el movimiento LGBTIQ+.
