Estudio indagó sobre vivencias de mujeres lesbianas en espacios públicos
El estudio “Derecho a la ciudad: una mirada a las experiencias de mujeres que se vinculan sexoafectivamente con otras mujeres en Montevideo” fue encargado por la Intendencia de Montevideo, a través de su Secretaría de la Diversidad, la Universidad de la República (Udelar) y el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) .
La investigación, que se trata del primer informe sobre mujeres lesbianas en Montevideo, fue presentada el martes 23 de noviembre en la sala Azul de la Intendencia. El objetivo fue conocer las vivencias de estas mujeres en su vida urbana y registrar los resultados como insumo para la elaboración de políticas públicas.
El relevamiento se llevó adelante entre junio y setiembre del año 2021 con entrevistas a 21 mujeres residentes en la capital del país y que se encontraban en la franja etaria que abarca de 18 a los 39 años.
Los testimonios permiten identificar cambios y resistencias en el habitar, brechas para la concreción efectiva de sus derechos y sugerencias de por dónde avanzar para poder garantizarlos.
Las entrevistadas manifestaron que, en algún momento de su vida sexo - afectiva, sintieron “la mirada” en el tránsito por la ciudad. Ese tipo de miradas va desde la que expresa censura, odio hasta lascivia y refleja tipo de hostigamiento sexual en el marco de una violencia simbólica.
La respuesta predominante ante este tipo de situación es el silencio y la inacción, ya que son pocas las que logran llevar adelante una acción de defensa.
A partir de la presentación de esta publicación, la ciudadanía podrá brindar devoluciones al correo electrónico de la Secretaría de la Diversidad: secretaria.diversidad@imm.gub.uy
Riesgos
La noche es el escenario en el que las mujeres lesbianas advierten más riesgos. El transporte público es otro espacio proclive a que se generen situaciones de abuso y violencias físicas, verbales, psicológicas, simbólicas y sexuales.
Muchas entrevistadas mostraron su preocupación por temas vinculados al derecho de admisión en ciertos locales montevideanos, que reproducen la heteronorma, generan desigualdades y vulneran derechos básicos.
Si bien la mayoría de las entrevistadas comenta que no tiene problema en demostrar afecto públicamente, los relatos muestran que en la mayoría de los casos se expresan de manera restringida, ya que muchas han atravesado situaciones de lesbofobia o bifobia y agresiones en el espacio urbano.
El acoso verbal con connotaciones sexuales por parte de varones se catalogó como muy frecuente en la calle y en el espacio público en general.
En las experiencias en el espacio público hubo relatos de situaciones que escalaban en violencia explícita, tanto de agresión verbal como física, donde las entrevistadas se habían sentido en riesgo y sin respaldo por parte de otras personas que presenciaron el hecho.
De todas las situaciones de discriminación relatadas, las únicas que fueron denunciadas -aunque no en su totalidad- son las que implicaron un contacto explícitamente físico.
En esos casos, la denuncia fue policial. En todos los demás casos se indicó que no se había realizado ningún tipo de denuncia, ya fuera porque se consideró que no eran situaciones tan graves como para denunciarlas como porque se desconocían los canales institucionales para efectuarlas.
Propuestas
El trabajo expuso la necesidad de generar políticas públicas que establezcan acciones de seguridad para que las mujeres circulen libremente por la ciudad.
El desconocimiento de los mecanismos que se pueden activar ante situaciones de discriminación o violencia por motivos de orientación sexual y en qué instituciones se pueden radicar las denuncias correspondientes, indica que se debe profundizar en la información, señalan las conclusiones del estudio.
Entre las sugerencias realizas por la entrevistadas para mejorar las políticas públicas se encuentra el desarrollo de acciones de reconocimiento y visibilidad, como el mantenimiento del Mes de la Diversidad, la intervención de espacios urbanos y edificios públicos, y la producción y difusión de spots publicitarios que reconozcan afectividades no heteronormativas.
También se propone hacer cafés literarios, ciclos de cine, concursos y muestras fotográficas, festivales de música exclusivos para mujeres disidentes y crear espacios seguros para encuentros intergeneracionales.
Otro grupo de mujeres entrevistadas se inclinaron por sugerir políticas orientadas a la educación -formal y no formal- basadas en la sensibilización, capacitación y actualización. Se expresó la conveniencia de generar talleres descentralizados sobre diversidad sexual en los barrios y de garantizar una educación sexual integral no heterociscentrada.
Para las entrevistadas sería fundamental que el Estado pueda costear prestaciones en salud mental o diseñar algún programa específico, especialmente cuando han sido violentadas en espacios públicos o semipúblicos, lo que cooperaría para evitar una culpabilización y entender que ellas han sido las víctimas.
Hay relatos apuntan a un sistema de multas ante situaciones de acoso callejero por temas de orientación sexual, identidad de género o expresión de género.
Otras mujeres opinan que es esencial re-pensar algunas políticas sanitarias porque todavía se evidencia una atención heterocentrada. Se advierte que los equipos de salud no están exentos de reproducir los modelos de heteronormatividad imperantes en la sociedad y de experiencias de violencia y discriminación en los servicios.
El equipo que realizó el estudio fue coordinado por Marcela Schenck, con participación de Alyn Daian, Gonzalo Gelpi, Marta Parellada y Natalia Silvera.