La mudanza y nueva vida de 48 familias del 7 Manzanas
48 familias cambiaron su historia
El lunes 16 se realizó el tercer realojo en el asentamiento 7 Manzanas. Fueron 48 las familias que recibieron sus nuevas viviendas en el complejo habitacional Camino Maldonado.
Las casas, de dos y tres dormitorios, cuentan con todos los servicios y un completo sistema de prevención de incendios. En esta etapa se realizarán 216 realojos en seis localizaciones. Ya fueron entregados los complejos Argerich (30 viviendas) y Quevedo (48).
El realojo mejorará la calidad de vida de las familias y permitirá jerarquizar la centralidad del Hipódromo de Maroñas. El proyecto 7 Manzanas, que desarrolla la comuna, prevé la revitalización del barrio Ituzaingó, que incluye la finalización de la doble vía de la avenida Dámaso Antonio Larrañaga, la calificación de espacios públicos y la incorporación de equipamientos viales.
Punto de partida y proceso de realojo
El plan de finalización de la Av. Dámaso Antonio Larrañaga y el realojo de viviendas situadas en terreno municipal se trata de un proyecto de la comuna que data del año 1948. Es uno de los proyectos de mayor envergadura para la comuna en los últimos 50 años, que genera una propuesta con un doble propósito: reconvertir un área de la ciudad, que hoy está deprimida, abrir una avenida y darle una solución digna a las familias que viven allí.
Con este objetivo, en 2011, el Servicio de Tierras y Vivienda, del Departamento de Acondicionamiento Urbano de la IM, realizó un primer relevamiento del total de las familias que viven en las siete manzanas, delimitadas por las calles Carreras Nacionales, Mariano Estapé, Guerra y Victorica.
A fines de 2013 la IM comenzó a trabajar con las familias que residen en la zona afectada por el ensanche, específicamente la mitad de las manzanas hacia la calle Mariano Estapé.
El equipo técnico del Departamento de Acondicionamiento Urbano de la comuna, integrado por agrimensores, arquitectos y trabajadores sociales, acompañó a las familias durante el proceso de realojo, a través de instancias de consulta en el barrio y de entrevistas domiciliarias.
Las familias beneficiarias eligieron el complejo habitacional al que querían mudarse, considerando la cercanía con centros educativos, lugares de trabajo o simplemente el gusto por la zona o el diseño del conjunto de viviendas (algunas de ellas fueron especialmente diseñadas para alojar a personas con discapacidad).
De esta forma comenzó a avanzar el proyecto y el sueño de la casa propia estaba cada vez más cerca. Mientras los vecinos decidían qué representante de la familia asumía la responsabilidad de los gastos fijos y la titularidad para los servicios de UTE y OSE, al mismo tiempo soñaban con los muebles nuevos y veían con alegría cómo crecían las obras en los complejos habitacionales.
Poco a poco comenzaban las reuniones barrio por barrio. Los vecinos se preparaban para recibir a las nuevas familias que llegaban, pidiendo información al municipio y a las asistentes sociales para ayudarlos a integrarse al barrio, a conocer su historia y a difundir las actividades comunitarias.
El municipio F, en conjunto con el Departamento de Acondicionamiento Urbano, preparó la logística de las mudanzas, una ingeniería que implicó camiones, cuadrillas e inspectores.
Finalmente, las mudanzas se concretaron y las siete manzanas se prepararon nuevamente para la demolición de las casas, que marcaron una historia para comenzar otra.
En el barrio, en las obras y en las oficinas se fue desarrollando la tarea que permitió concretar el realojo para que sean las familias las primeras protagonistas.
Con el rezongo de quienes no eligieron el cambio y la alegría de quienes lo necesitaban, las 48 familias se mudaron a sus nuevas casas en el complejo Camino Maldonado.
Cambio de vida
Ana es una de las beneficiarias que estrenó su nueva casa en el Complejo Camino Maldonado, junto a su marido y sus dos hijos. Tiene 41 años y vivió 36 en el asentamiento 7 Manzanas.
“Después de 36 años viviendo acá, estoy encantada con esta nueva oportunidad. Es un cambio para bien, para estar más tranquilos con mi familia”, contó Ana mientras ordenaba los muebles que más tarde iban a ser cargados en el camión del municipio F que colaboró en la mudanza.
Solange, otra vecina del 7 Manzanas, vivió 15 años en la calle Mariano Estapé, junto a su pareja y sus dos hijos. “Al principio, cuando comenzaron los censos en el asentamiento, no creíamos que nos íbamos a mudar al nuevo complejo, pero hoy ya es una realidad y estamos muy conformes, sobre todo con la tranquilidad de tener una casa propia”, expresó.
Andrea, por su parte, vive hace tres meses en el Complejo Quevedo, con su marido y sus dos hijas. Vivió 19 años en el 7 Manzanas y siempre mantuvo la ilusión de que se concretara el realojo. “Estoy muy contenta con la casa. Me tocó el complejo que elegí desde un principio. Me gusta porque estoy cerca de mi familia. Cuando entramos por primera vez a la casa le dije a mi marido: 'Realmente es un paso gigante el que dimos'”.
