Playas de Carrasco y Miramar
La génesis del "Barrio-Jardín"
El nombre del paraje y del arroyo que lo circunda por el este derivan del apellido del poblador de Montevideo, Sebastián Carrasco, natural de Buenos Aires, soldado de la Compañía de Caballos Corazas del capitán Martín José de Echauri.
Las posibilidades balnearias de la zona fueron percibidas, con visionaria lucidez, por el Dr. Alfredo Arocena. En 1889 el joven Arocena se había graduado de bachiller en nuestra Universidad Vieja y en premio por su éxito estudiantil, sus padres lo enviaron a Europa. "En una de sus recorridas, en la ciudad balnearia de Ostende, frente a la magnífica playa de las Estacadas, jerarquizada en aquel momento por la voluntad y presencia del Rey Leopoldo 1º de Bélgica –expresaba Julio Silva Valdez, en el Nº 155 de la Revista Ilustrada Anales– apreció Arocena todo el color del cosmopolitismo aristocrático de la época.
"Allí estaba el Mar del Norte, la Ciudad con su dique de bloques de piedra, las villas y lujosos hoteles, y la alegría bullanguera del gran vivir, todo lo que entró por los ojos de Alfredo Arocena, y su imaginación lo volvió a las playas de su patria. También allá había un mar grande y unas arenas estiradas desde la playa Ramírez hasta la Laguna Merín. ¿Por qué en las playas del Uruguay no había un balneario como aquél, o como otro cualquiera, que podría llenarse de villas, de sendas arboladas, de hoteles lujosos, donde la gente pudiera divertirse, pasear, descansar...? Arocena se aferró con fuerza a la idea temeraria, y aquel fue el momento que podría decirse que Carrasco había nacido, frente a la playa flamenca de Ostende".
En una relación que escribió, a pedido del Arq. Juan Scasso en marzo de 1936 bajo el título de "Así nació Carrasco", publicada en el Semanario Carrasco, en los Nº de enero a abril de 1948, el propio Dr. Alfredo Arocena narraba la situación de la zona al dar comienzo a su iniciativa: "La soledad se iniciaba y acentuaba progresivamente en la playa Honda y en la de los Ingleses, Punta Gorda, la Verde y la Mulata hasta culminar en la inmensidad impresionante de la playa de Carrasco que, entonces temerariamente, había yo de elegir, en su lejanía y aislamiento para la formación del Gran Balneario".
Fragmentos del libro de Aníbal Barrios Pintos y Washington Reyes Abadie, Los barrios de Montevideo. VII. De Pocitos a Carrasco. Intendencia Municipal de Montevideo, 1994.
