Saludo por la conmemoración del 1º de Mayo
También asumimos el compromiso de respetar y mantener el diálogo y la negociación colectiva con la organización sindical, de seguir impulsando políticas que garanticen el derecho al trabajo digno y de calidad, a la vez que priorizamos el combate a las desigualdades de género, etnia, edad y demás condiciones sociales y culturales que afectan la vida del conjunto de las y los trabajadores.
El 1º de Mayo es la fecha que el movimiento obrero internacional eligió para conmemorar la lucha en la defensa de los intereses de quienes viven de su salario por su trabajo.
Homenajea el día elegido por organizaciones sindicales para reducir la jornada de trabajo en medio de las luchas del año 1886 en Estados Unidos, donde era común trabajar 12 o 14 horas y había jornadas de hasta 16 horas o más por día, como en tantos otros países.
La consigna de “Ocho horas de trabajo, ocho horas de reposo, ocho para el estudio y la recreación” fue ganando la conciencia y voluntad de las masas trabajadoras.
El IV Congreso de la American Federation Labor propuso que desde el 1º de Mayo de 1886 se obligaría a las patronales a respetar la jornada de 8 horas máximas en el trabajo o comenzaría la huelga. Como los patronos no la respetaron, la medida fue aplicada. La Huelga General fue brutalmente reprimida en varias ciudades. En Chicago, la represión policial dejó cinco obreros muertos y cincuenta heridos. Los hechos sucedidos en Chicago en los días siguientes terminaron con la condena a cárcel y muerte de los principales dirigentes.
El primer Congreso de la Segunda Internacional, en el año 1889 en París, toma el 1º de mayo en recuerdo de los asesinados por la lucha por las jornadas de ocho horas y le da carácter mundial a esa fecha.
Con el paso de los años fue adoptado por las organizaciones sindicales en los diferentes países hasta consolidarse como la fecha común que representa al movimiento de los trabajadores a nivel mundial, con la reducción de la jornada laboral como uno de los primeros objetivos.
Posteriormente, con la conquista de las 8 horas, sirvió como fecha en la que se expresaban las diferentes reivindicaciones y los sueños por una sociedad que termine la explotación. Poco a poco se logró que diferentes Estados lo reconocieran como fecha nacional en sus calendarios y pasó a jalonar la lucha en cada país.
Conquista de la libertad sindical
La Constitución de Querétaro (México, 1917) y la Constitución de Weimar (Alemania 1919), seguidas por la Constitución de la Segunda República (España 1931) y la Constitución uruguaya de 1934, fueron las primeras en reconocer el derecho a la libertad sindical y elevarlo a un estatus superior a través de su constitucionalización como derecho fundamental producto del avance del movimiento obrero en el siglo XX.
Esto abonó el proceso de consolidación de derechos sindicales donde no se respetaban (asociación, sindicalización, huelga y negociación colectiva) como derechos esenciales de toda persona y que integran los llamados Derechos Humanos con carácter universal recogidos en las modernas constituciones e instrumentos jurídicos internacionales de la más alta jerarquía (declaraciones, tratados y convenciones) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de Naciones Unidas (ONU). En Estados Unidos aún no existe la conmemoración del 1º de Mayo y solo se permite el 1º de setiembre como Día del Trabajo (Labor Day).
El 1º de mayo en Uruguay
En el último cuarto del siglo XIX se incrementaron las acciones de trabajadores y se suceden diversos intentos de organización y unión que evidenciaban la confluencia de criollos con inmigrantes.
Las ocho horas de trabajo fueron conquistadas con una larga lucha y el 1º de Mayo se conmemoró, por primera vez por parte del Estado, oficialmente, a partir de la vigencia de la Ley que instauró la “Fiesta del Trabajo” en 1916, año en que también se reglamentó la Ley que en 1915 había establecido la jornada laboral de 8 horas, uno de los pilares de las reformas sociales asumidas por el presidente de la República, José Batlle y Ordóñez, en su segundo mandato.
Hasta mediados del siglo XX primó la división en pequeñas centrales sindicales separadas por afinidad ideológica o sindicatos autónomos con diversa composición y comportamiento, algunos llamados gremios solidarios con prácticas clasistas, así como otros, usualmente a nivel de empresa, con marcada tendencia propatronal.
Unidad sindical: orgullo del movimiento popular en Uruguay
Desde fines de la decada de 1950 comenzó un proceso paulatino de unificación sindical que, vía Congreso del Pueblo, creó la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) en el año 1966.
Esa unidad fue fundamental para enfrentar la deriva autoritaria y las políticas antisindicales implementadas, así como la resistencia al Golpe de Estado, perpetrado el 27 de junio de 1973, con la Huelga General.
Ante la represión de la dictadura cívico-militar, se mantuvo la lucha clandestina y el funcionamiento de la CNT en el Exterior. Tras el histórico Plebiscito de 1980, creció la organización dentro del país hasta que nace el Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT) que organizó el acto del 1º de Mayo de 1983 con las consignas de “Libertad, Trabajo, Salario y Amnistía”. Ese mismo año, el pueblo trabajador inundó el Río de Libertad del Obelisco, en el histórico acto del 27 de noviembre.
Al año siguiente, ya con el movimiento sindical como columna vertebral del movimiento popular contra el régimen militar, se organizó el acto del 1º de mayo de 1984, que fue aún más multitudinario y selló la unión del PIT con la CNT bajo la consigna “Un solo movimiento sindical”.
En las últimas décadas, el movimiento ha vivido múltiples etapas en las que se ha logrado aprender de aciertos y errores. A partir de una gran capacidad crítica y autocrítica, a la vez que se superaban visiones cortoplacistas de luchas sólo por reivindicaciones económicas, se continuó la lucha haciendo confluir lo coyuntural con la mirada estratégica en los intereses del país mediante la defensa de la democracia y de la libertad en pos de la Justicia y la igualdad, sin entenderlos como meras etapas sino como principios inalienables en la tarea de construir una sociedad mejor.