¿Cómo podemos cuidar la calidad del aire desde casa?
La utilización de la leña como fuente de energía para calefacción o cocción de alimentos es una práctica que está fuertemente arraigada en nuestra cultura.
En este sentido es importante que tengamos en cuenta cómo usamos la leña para cuidar el ambiente.
Lo recomendable es usar leña seca para generar el menor impacto en el aire y que se alcance la mayor eficiencia a nivel energético.
Este consejo es impulsado por la iniciativa “Mejor leña al fuego” en la que participamos en articulación con los ministerios de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA), de Industria, Energía y Minería (MIEM), de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y la Dirección Nacional de Energía (DNE).
De acuerdo a esta iniciativa, la leña recién cortada puede contener hasta un 50% de humedad, y su quema puede afectar la salud, el medio ambiente y el rendimiento energético de la estufa.
Por otra parte, la leña seca tiene mayor poder calorífico y requiere de un menor consumo para alcanzar igual nivel de confort dentro de una vivienda.
¿Cómo distinguir la leña húmeda de la seca?
La leña húmeda es compacta, no tiene grietas, pesada y sus colores son vivos.
Por otro lado, la leña seca es agrietada y su corteza está semidesprendida. Su peso es liviano y tiene un color opaco. Además, no tiene hongos
¿Cómo almacenar la leña?
Lo recomendable es aislarla del suelo y apilarla de forma que la circulación de aire permita su secado.
Además, es importante cubrirla en la parte superior con material aislante para protegerla de la lluvia.
En el folleto “Mejor leña al fuego” se puede encontrar mayor información sobre esta temática.
Abarca recomendaciones para el uso de calefactores, diferencias entre ellos y otros consejos eficientes y saludables.