Anfibios
Son animales ectotermos, es decir, su temperatura corporal depende de la temperatura del medio ya que carecen de mecanismos fisiológicos para regularla, a diferencia de las aves y mamíferos que son animales endotermos.
Dentro de la clase de los anfibios, nuestras ranas y sapos pertenecen al orden “Anura”. El término “Anuro” significa carente de cola, ya que todas las especies vivientes carecen de cola cuando llegan al estado adulto. Los renacuajos sí presentan cola, la cual es muy importante como medio de locomoción.
Nuestras ranas y sapos precisan de agua para reproducirse, ya que los huevos carecen de anexos embrionarios que impidan su desecación. Este tipo de huevo se llama “anamniota” y diferencia a los anfibios de los demás grupos de vertebrados terrestres (reptiles, aves y mamíferos).
En la mayoría de los anuros, la reproducción implica comportamientos fascinantes y muy conspicuos como las vocalizaciones nupciales. Los machos son los que cantan y las hembras escogerán a su pareja. La actividad reproductiva tiene lugar en momentos particulares del año, cuando se dan determinadas condiciones meteorológicas. En nuestro país, la mayoría de las especies se reproducen durante los meses cálidos y en horas de la noche. Esto se explica por sus características fisiológicas, fundamentalmente la ectotermia y la piel permeable, dos aspectos que hacen que estos organismos sean muy dependientes de la temperatura y la humedad del ambiente.
Dentro del Parque Natural, situado en la parte austral del Área Protegida Humedales del Santa Lucía, podemos encontrar 13 especies de anfibios.
Un buen momento para conocerlas es entre los meses de setiembre y enero en cualquiera de los cuerpos de agua dulce situados en el área, preferentemente en horas de la noche, donde podemos escuchar los cantos de varias de las especies que habitan en la zona.