Lucrecia Martel fue declarada Visitante Ilustre
El evento estuvo a cargo de la directora del Departamento de Cultura, María Inés Obaldía, quien fundamentó el homenaje de Montevideo por los grandes méritos de Lucrecia Martel, en el campo de la realización cinematográfica, y por su particular relación con Montevideo.
Obaldía agradeció el vínculo con nuestra ciudad, especialmente por la generosidad en brindar sus conocimientos y experiencias, no como un valor de cambio al uso de la buena cotización en el mercado, sino desde el ámbito de lo publico, como fue el ejemplo de la clase que ofreció para estudiantes de cine que se forman en las diferentes escuelas del ecosistema audiovisual montevideano.
Martel emergió en los últimos años del siglo XX como parte de una generación que a través de sus cortos ("Historias breves", 1994) y primeros largometrajes, renovó el cine argentino. Su opera prima fue "La ciénaga" (2001).
Ese primer largo recibió elogios y premios por su particular estilo narrativo que se alejaba de un cine más convencional para exponer una sucesión de miradas, con un montaje pautado por sus variaciones de ritmo, una construcción de planos que intercalan quietud y movimiento, y un registro sonoro unido a lo omitido en el encuadre, que sugiere en vez de mostrarlo todo y se vuelve parte esencial de la tensión dramática lograda.
Lucrecia Martel recibió por "La ciénaga" el premio Opera Prima en su país y obtuvo el premio Alfred Bauer en el 9º Festival Internacional de Cine de Berlín.
Ese año también ganó el premio a la Mejor Dirección en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana y el premio Discovery y Grand Prix del Festival Cinelatino de Toulouse.
La lista de premiaciones es extensa e incluye a sus largometrajes posteriores: "La niña santa" (2004), "La mujer sin cabeza" (2008) y "Zama" (2017), con el que ganó el premio a Mejor Película en el Festival Latin Beat de Tokio y el Grand Prix en el Festival Cinelatino de Toulouse, entre otros.