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El arte y la expresión de niñas y niños protagonizó la Bienal Infantil y Juvenil

La propuesta cultural puso en el centro las inquietudes de chicos y chicas sobre temas fundamentales en sus vidas. Además del concurso artístico y las exposiciones, fueron parte fundamental los diversos talleres en varios puntos de la ciudad en los que el encuentro y el intercambio fueron protagonistas.



Publicado:
01/12/2021 - 14:03
/ Última actualización:
Autor:
Artigas Pessio / IM
Residencia artística de la primera Bienal de Arte Infantil y Juvenil, 19 de octubre de 2024
Autor:
Pablo La Rosa - IM
Bienal infantil, taller de dibujo, pintura y creación: Mi ciudad. Identidades. Agua y biodiversidad, 4 de Julio de 2024

En el año de la celebración de los 300 años de su proceso fundacional, Montevideo fue escenario de la Primera Bienal de Arte Infantil y Juvenil. La propuesta, impulsada por el colectivo Pinches Artistas con apoyo de la comuna, constó de varios elementos que compartieron un fin común: escuchar y darle valor a lo que niños y niñas tuvieran para decir a través del arte. Además del concurso que terminó con una exposición de los ganadores en el Museo de las Migraciones (MUMI), la Bienal fue mucho más que eso: su esencia se advirtió especialmente durante las múltiples actividades culturales y talleres que recorrieron diversos espacios públicos de la ciudad.

Patricia Gainza, socióloga y artista plástica que integra Pinches Artistas y coordina Pinches Niñes, una propuesta “sobre arte y educación en derechos humanos” que fue la semilla de la que brotó la Bienal, charló con el Semanario ABC sobre la importancia y el impacto que tuvo la propuesta desarrollada en Montevideo.

Inicialmente, contó: “Es desde Pinches Niñes que empieza a surgir la inquietud de generar espacios para niños y niñas que hagan hincapié en el proceso, en el arte como una expresión de transformación social, colectiva, pero sobre todo para que se considere a las niñas y los niños como protagonistas, y no como meros espectadores de las políticas culturales que hacen los grandes para ellos. Por ejemplo, no solo haciendo que sean quienes presentan las obras, sino que participan en el jurado, en los talleres, en la premiación, en la residencia artística, en la muestra artística, en las temáticas que tuvo esta Bienal, que surgieron de cosas que ellos mismos traen como necesarias o importantes”.

En ese contexto, consideró que era clave que “la celebración de los 300 años de esta ciudad, que alberga niñas y niños, tuviera espacios para todas las personas. De hecho, la ciudad, que era uno de los temas propuestos por la Bienal, fue el que más los llevó a hablar, dibujar y expresarse. Se dieron temas sumamente interesantes y muy enriquecedores”.

Recorriendo Montevideo

Adentrándose aún más en la propuesta de la Bienal, la entrevistada profundizó: “El concurso de trabajos artísticos fue solo una parte. La fortaleza de la Bienal estuvo en ser un proceso de encuentro, de intercambio, de transformación social. En ese sentido, pusimos mucho hincapié en hacer talleres preparatorios para que los gurises pudiesen participar desde una manera más abierta del concurso”.

Detalló, además, que “hicimos talleres en muchos lugares de Montevideo, la mayoría de la mano de la Intendencia en la celebración de estos 300 años, y otros en espacios en los que tenemos actividades constantes. Ahí, la idea era que los niños y las niñas pudieran participar de estos talleres, y si querían mandaban un trabajo al concurso propiamente dicho. Queríamos darle fuerza al proceso y no solamente al envío de los trabajos. En ese camino tuvimos talleres en la Feria del Libro, en el Centro Cultural Goes, en el Espacio Modelo, en el Centro Cultural Julia Arévalo, en Pinches Artistas, en el Parque de la Amistad, en el Museo de las Migraciones. En muchos lugares de Montevideo donde participaron más de 500 o 600 niños”.

Al momento de mencionar los objetivos que estuvieron detrás de la propuesta, Patricia Gainza mencionó: “Los objetivos que teníamos de este proceso eran promover las acciones que incorporen el arte como parte de la vida, de la expresión, de la transformación social, de la cotidianeidad de los niños y de las niñas para que permita una integración desde otro lugar, donde la convivencia y la experiencia del otro sean vitales. Que puedan encontrar espacios donde la reflexión del otro también me toca. Un objetivo a largo plazo es crear vínculos que fortalezcan esas estrategias de integración y de participación a través de las artes, y que eso nos constituya como mejores ciudadanas y ciudadanos, y que también den como producto un arte contemporáneo uruguayo visto desde otro espacio”.

En cuanto a los temas propuestos, dejó saber que la perspectiva de niñas y niños fue fundamental, ya que se contemplaron sus intereses para “nuclear la propuesta en tres grandes temas. Uno fue ‘Biodiversidad y agua’. Los niños estuvieron muy preocupados durante 2023 y 2024 por el tema del agua, la sequía, que los movilizó muchísimo internamente. Era una situación preocupante. Otro tema fue ‘Mi ciudad’, que al final fue el que generó más trabajos entre ellas y ellos. El tercero fue ‘Identidades’, sobre la conciencia corporal, la diversidad multicultural, derechos y marginalidad, porque era algo que traían bastantes veces”.

Los premios que entregó la Bienal, en la que se pudo participar tanto de forma individual como colectiva, fueron varios. Por un lado, la posibilidad de participar de la muestra de ganadores el el MUMI. Por otro, una residencia artística que fue “una tarde de encuentro entre todas las ganadores y los ganadores para seguir profundizando en técnicas artísticas, para seguir trabajando con otros materiales. Eso salió precioso”. Además, entregó kits de materiales plásticos de Infantozzi, libros y suscripciones a “Gigantes” de La Diaria.

El valor del arte

En el tramo final de la conversación, Patricia Gainza respondió a por qué es tan importante la educación artística a edades tempranas. Dijo: “Desde la visión adulto céntrica, está bueno recordar por qué educamos en arte y derechos humanos, y por qué esto tiene que ser una parte preponderante de todas las políticas culturales, y ni hablar de las políticas culturales de la ciudad, porque desde ahí es que propiciamos habilidades que facilitan la construcción y la convivencia democrática. Eso es lo central, pero tiene un montón de otras cosas: el pensamiento alternativo que permite ponerse en el lugar de otras personas.

El arte permite el desarrollo integral de cada ser, facilita la participación, el compromiso con los demás, le busca soluciones creativas a los problemas, que es fundamental. Enseña que hay más de una solución, estimula la perseverancia, te permite buscar alternativas, te da capacidad para adaptarte, te muestra distintas perspectivas sobre lo mismo, que distintas sensibilidades pueden ver cosas distintas, desarrolla pensamiento innovador. Tiene muchas fortalezas en la creación de una sociedad mejor, y concretamente de una convivencia mejor”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 


 


 


 

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