“El Lavadero Comunitario le libera tiempo a la gente, que puede disfrutar del deporte y la cultura”
Desde su apertura en mayo de este año, el lavadero comunitario que funciona en el Complejo Cultural Crece ha tenido un gran impacto. No solo por darle a muchas familias la posibilidad de lavar allí su ropa, sino porque también sirvió de puerta de ingreso a un lugar que tiene muchísimo para ofrecer. Muchas personas, al acercarse para informarse sobre cómo podían usar los lavarropas disponibles, se enteraron de que en su barrio, Flor de Maroñas, existía un lugar con una amplísima cantidad de actividades deportivas, culturales y recreativas gratuitas para personas de todas las edades.
Lo que pasa en el lavadero comunitario del Crece ejemplifica a la perfección el inmenso potencial de las políticas de cuidados: además de brindar la ocasión de reducir considerablemente el tiempo destinado a las tareas domésticas no remuneradas, facilita el acceso a otro mundo de enriquecedoras posibilidades para destinar el tiempo ganado.
“El lavadero nos ayudó mucho como vecinos del barrio para poder llegar a un público al que no accedíamos. No encontrábamos la manera, porque a veces pasa que la gente no se siente merecedora de un espacio tan lindo como el Crece, donde hay cultura, donde hay deporte. Pero a partir del lavadero, se abrieron las puertas a este público, que ahora se siente parte de todo el centro”, le contó al Semanario ABC Karen Asconegui, una vecina que participa en el desarrollo del complejo cultural que es cogestionado por la Intendencia, el Municipio F y la sociedad civil organizada.
Ante este escenario, no es raro que afirme que la del lavadero “ha sido una idea maravillosa. No solo por el lavadero en sí, sino porque aparte libera tiempo y ayuda a que la gente se acerca. Ahora nos preguntamos, en este momento que estamos viviendo, ¿qué sería del barrio sin el Crece?”.
“Las familias lo recibieron muy bien”
La directora de la Asesoría para la Igualdad de Género, Solana Quesada, habló sobre los orígenes del lavadero, una propuesta para la que “nos basamos en la experiencia que tiene Bogotá con ‘las manzanas del cuidado’, dentro de la cual existe el lavadero comunitario. Cuando era intendenta, Carolina Cosse propuso que pensáramos en un lavadero comunitario en Montevideo. Nos parecía bien importante que fuera una herramienta para aliviar la carga de cuidado de las mujeres, y que permitiera el acceso a otros derechos”.
Ese objetivo se está logrando, ya que el lavadero “no está en un lugar aislado, si no que es una propuesta que se enmarca en un centro cultural como el Crece, que tiene una cantidad de actividades recreativas, culturales, deportivas, que además está inserto en una comunidad que tiene una situación de vulnerabilidad y exclusión particular”.
Hoy, a varios meses de su puesta en marcha, es claro que el lavadero “la verdad que fue muy bien recibido, las familias lo utilizan. Principalmente lo utilizan mujeres, y además lo usan mujeres que están en situaciones de mucha exclusión. Hay algunas de ellas que no tiene agua potable en sus casas, así que es impensable poder lavar la ropa ahí. Efectivamente, eso fue rodeado de otras cuestiones: un equipo social que acompaña a las familias, talleres que se hicieron sobre el ‘ropero comunitario’, a espacios donde las mujeres se juntan y conversan, y también está la posibilidad de acceder a la policlínica y a las actividades de Crece. Eso hace que el lavadero sea eso: una herramienta que permite, además de aliviar la carga de cuidado, en este caso la tarea doméstica del lavado de ropa, acceder al ejercicio de otros derechos”.
“Estamos muy agradecidos”
Rosario Piña lleva toda su vida en Flor de Maroñas, así que tiene argumentos más que suficientes para advertir el impacto que han tenido tanto el Crece como el lavadero comunitario que lleva funcionando varios meses. El complejo cultural “me asombra de muchas formas desde que llegó al barrio. En cuanto al lavadero, la verdad es que en su momento nos generaba dudas. En las comisiones de trabajo con vecinos y funcionarios de la Intendencia comentábamos que nos llamaba la atención que se pensara en un lavadero en un centro cultural. Sin embargo, hoy tengo que decir que por suerte lo llevamos adelantes, y estamos muy agradecidos y emocionados por lo que ha conseguido”.
Además, destacó los efectos causados por la propuesta: al aumento del tiempo libre que tienen quienes usan el servicio se suman otras iniciativas nacidas desde allí, como el ropero comunitario y el taller de zurcido. “El lavadero acercó a personas que antes no venían al Crece, porque esa gente liberó espacio y pudo hacer otras cosas, como ir a la biblioteca a actualizar su currículum, armar y fomentar el ropero comunitario y respaldar la parte dedicada a los zurcidos. Fue muy importante lo que pasó. Sin duda es un gran beneficio que sigue innovando y apoya al barrio”, celebró.
Es que, como insinuó Rosario, dentro del Crece hay un mundo. Cuenta con dos canchas interiores para hacer actividades deportivas y corporales, cinco salones en los que regularmente hay propuestas culturales, ya sean de música, teatro, danza o plástica, una sala multimedia y otra en la que se realizan diversas charlas y conferencias. También funciona allí la Policlínica Solidaridad Dr. Francisco Pucci, y en mayo de 2024 se sumó el lavadero comunitario, al que siguieron el ropero comunitario y el taller de zurcido en el que vecinos y vecinas trabajaj colectivamente en tareas de costura y reparación de prendas de vestir, para lo que el Crece cuenta con máquinas de coser.
Ofrecer tanto explica por qué quienes viven en el área celebran su presencia. “Estoy encantada con el centro cultural, y por eso siempre estoy colaborando”, dijo Cristina Arévalo. Contó, además, que “se acerca mucha gente que precisa el lavadero, el ropero comunitario. Hay mucha gente necesitada del barrio que acá encuentra una respuesta. Yo soy parte de la comisión y también hago muchas de las actividades que hay. Es una realidad que el Crece cambió el barrio”.
¿Qué tiene el Crece para ofrecer?
El Complejo Cultural ubicado en Flor de Maroñas (Manuel Acuña entre Rubén Darío y Del Fuerte) es escenario de un sinfín de actividades gratuitas que cada mes disfrutan miles de personas. En sus dos canchas techadas se practican diversos deportes, y en sus salones (hay cinco destinados a diferentes propuestas artísticas) hay encuentros culturales en los que la música, el teatro, la danza y la plástica son protagonistas. A esto hay que sumarle la sala reservada para distintas conferencias y la sala multimedia. Asimismo, funciona el lavadero comunitario, el ropero comunitario y el taller de zurcido, así como la Policlínica Solidaridad Dr. Francisco Pucci.
El Crece abre de lunes a viernes de 8 a 20 horas y los sábados de 9 a 18 (la policlínica lo hace de 7.30 a 18 entre semana y de 7.30 a 13 los sábados). Para despejar dudas podes contactarte al 1950 3977, enviar un correo a ccultural.crece@imm.gub.uy o mandar un Whatsapp al 099320210.
Lo que hay que saber para acceder al lavadero
Abre sus puertas de lunes a viernes de 13 a 19 horas. Para fomentar el uso ordenado del espacio es que exista una agenda, sobre la que es posible informarse contactándose al correo electrónico area.social.crece@imm.gub.uy o al celular 091 909 844.
La propuesta está dirigida a personas mayores de 16 años que realizan tareas de cuidados y no tengan lavarropa. Deben vivir en el barrio o en zonas aledañas.