Más de 600 escolares disfrutaron de una fiesta musical en el Solís
Una de las formas que tiene la Intendencia de Montevideo para contribuir con la difusión de la cultura es el programa “Música en la Escuela”, una propuesta que recorre distintos espacios de las escuelas públicas (pueden ser salones, galerías o comedores) llevando la música sinfónica a través de un concierto interactivo del que se encargan miembros de la Banda Sinfónica y la Orquesta Filarmónica.
Además de dichas instancias, que a lo largo del año recorren todo el departamento y despiertan el interés de las y los estudiantes en esta expresión artística, hay ocasionalmente algunas actividades más masivas. A esa categoría pertenece la que se realizó a mediados de octubre en el Teatro Solís, al que asistieron más de 600 estudiantes de nueve escuelas públicas para disfrutar de “Una curiosa reunión familiar”, una propuesta que combinó la música con las imágenes y la actuación. Malabares, acrobacias y coreografías fueron parte de una presentación que deleitó a niños y niñas. Además, el concierto de cierre de la edición 2024 del programa fue ejecutado por la Banda Sinfónica, que fue dirigida por el maestro Martín Jorge.
Un programa que llega a miles
“Música en la Escuela” nació poco después de que terminara la pandemia, como una respuesta a la necesidad de reencontrarnos y disfrutar de las expresiones artísticas cara a cara. Impulsada por el Departamento de Cultura de la IM, el proyecto involucra a los músicos de la Banda Sinfónica y la Orquesta Sinfónica, dos de los elencos estables con que cuenta la comuna. Además del concierto, las escuelas son escenario de un juego (que luego queda de regalo) que invita a descubrir los elementos clave de la música sinfónica y la apreciación musical.
Desde su puesta en marcha, el programa ha llegada a 63 escuelas públicas de Montevideo y a más de 14.000 escolares. La idea de la que nació “Música en la Escuela”, según palabras de la directora de Promoción Cultural de la IM, Débora Quiring, fue la necesidad “de crear una experiencia que impulsara el deseo de escuchar y vivir la música, y que fuera un reencuentro con el ritual de la música en vivo, del concierto. Una de las premisas fue romper con el prejuicio elitista que rodea a lo sinfónico, y que se pudiera considerar como una expresión musical más al alcance de todos, ya que no es necesario saber sobre música sinfónica para poder disfrutarla”. Sin dudas, lo viene logrando con creces.
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